Un Aventón Por La Lectura

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Por Juan Becerra.

Es muy común que los conductores mexicanos  al encontrarse perdidos en algún lugar se detengan a preguntar como llegar a su destino al primer habitante que esta a su alcance,  o la otra opción es acercarse a un taxista en busca de un guía de asfalto, pero es muy relativo, comúnmente agrandan la duda. Me encontraba esperando mi camión con unos libros sobre el brazo rumbo a mi destino laboral cuando un conductor despistado me pregunto  como llegar a Cuautitlán México, un lugar cercano a mi oficina; le comente en mi lenguaje santo y seña de como llegar;  debo aclarar que no es lo mio dar referencias urbanas lo cual pude percibir de manera inmediata cuando el chofer en cuestión con cara de incertidumbre intentaba traducir mis indicaciones,  por lo que sugerentemente le dije que yo iba por el rumbo y levante el brazo que custodiaba mi lectura; al ver que llevaba conmigo un libro de Villoro accedió inmediatamente a llevarme, al ocupar el asiento del copiloto de manera efusiva me extendió la mano y me dijo “ una persona que lee a Juan Villoro es una persona decente”, me sentí halagado y merecedor de un aventón.

En el trayecto me comento que ha leído la de Juan Villoro, Daniel Sada, Enrigue, Ibargüengoitia y del dramaturgo como Héctor Mendoza y otros más que yo no he leído, le comente que los libros no me pertenecían que mi hermano menor me había compartido a esos escritores; él fue el quién hablo más,  me entere que estudio Teatro  en  la  Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y que había adaptado un par de obras de Villoro, Mendoza, Leñero en distintas compañías teatrales en varios rincones del país, la platica en el trayecto fue fluida y amena en torno a la los libros, la lectura y su experiencia como Maestro de Teatro, menciono que uno de sus alumnos ha sido galardonado con un premio de nivel nacional y anécdotas sobre las actividades del día laboral que los dos estábamos por iniciar. El iba a  impartir una clase de teatro y yo a mis labores sabatinas en las ventas de empaques para fabricar bolsas.

Nos despedimos de manera respetuosa y mi llegada a la oficina fue más puntual que de costumbre; con este aventón sabatino pude comprobar que la lectura siempre da para más.


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