Nueva sección de letras
Capsulas literarias con Alejandra Hernández
Olfateo y saboreo cada palabra escrita.
Líneas literarias que me lleven a profundizar en ese mundo, donde los libros se vuelven el platillo predilecto.
Transcripción:
En mis andanzas degustativas literarias. Me encontré con el gran Libro Vacío de Josefina Vicens publicado en 1958.
A pesar de haberse publicado hace ya bastante tiempo, sigue siendo contemporáneo.
Porque la pregunta de ¿Qué escribo? es lo que nos orilla a crear los pasadizos de una novela o de cualquier otra cosa.
De vacío no tiene nada, al contrario, la constante pregunta sobre la existencia y la muerte, son las premisas por las cuales José García, personaje principal decide escribir.
La necesidad imperante de escribir surge a través de la rutina atosigante de un burócrata que se ve inmerso en un mundo donde solo existen ciertas formas de hacer y ser.
Con una familia y un trabajo estable, como lo es propio de un burócrata, José decide volver así mismo, a su antes de ser lo que es, y comenzar a escribir ¿pero de que escribo? Se pregunta, si no hay nada extraordinario, vive pensando que la gran chispa llegará y terminará una novela, pero no es así, el libro vacío se a alimenta del propio ritmo de la vida, de sus que haceres, de lo que ve, observa y siente.
Escribe sobre si mismo y a la vez de todos, con ellos nos envuelve en cada uno de sus pensamientos y análisis, logrando adentrarnos a un personaje muy conocido, que hasta talvez hemos sido el probablemente.
“Estoy aquí, tembloroso, preparado, en espera de la idea que no llega.
Es un momento difícil.
Al principio uno no sabe como hacer para atrapar a los lectores desde la primera palabra.
A los lectores o a uno mismo.
Uno puede ser su lector, su único lector, eso no tiene importancia.
Escribo para mí; que quede bien entendido”
José antes estaba vació, ahora se complementa reconociéndose con su propia escritura.