Sobra decir que el 2016 ha sido un año caótico, decepcionante y donde nos ha tocado presenciar la partida de muchos personajes que han marcado nuestras vidas, músicos, actores que sembraron el camino para muchos de nosotros.
Elegantemente se fue Bowie y nos dejo su última obra, un testamento, una despedida que nos va a pesar demasiado en los años siguientes y que precupandose hasta el final por sus fans nos dio un regalo llamado ‘Blackstar’. Pesa y duele no tener más Bowie. Y conforme avanzo el año, la idea de que David Bowie mantenía junto el universo se hizo más fuerte.
Fue un año visceral para el mundo del rock. Un horroroso pasaje que comenzamos a ver a finales del 2015 cuando se anunciaba la muerte de Lemmy Kilmister, Allen Toussaint y Scott Weiland.
2016 llego con golpes muy fuertes, no tuvo misericordia y se llevo a muchos personajes históricos, entre ellos algunos de nuestros héroes. El 2016 parece que se lo tomo personal en contra de nosotros y nos fue arrebatando todo para dejarnos poco a poco huérfanos.
Leonard Cohen, Keith Emerson, Greg Lake, George Martin, Leon Russell, Sharon Jones, Glenn Frey, Alan Rickman, Bernie Worrell, Ron Glass, Kenny Baker, Nick Menza, Prince, Merle Haggard, Garry Shandling, Paul Kantner, Maurice White, Betsy Pecannis y hasta al queridisimo Lalo Tex.
Vaya que fue un año del carajo.
Por otro lado este ha sido probablemente uno de los mejores años que he ido a conciertos y he podido ver bandas que siempre esperé y soñe ver en vivo. El sueño de Los Rolling Stones y el esperadisimo concierto de The Who. Así como hace unas semanas los Descendents por primera vez en México. Pero creo que uno de los momentos que más aprecie y que me quedo guardado como una de las mejoras cosas de este año fue Armando Palomas en el teatro de la ciudad Esperanza Iris de la Cuidad de México. He sido seguidor del Palomas durante varios años, básicamente desde que comencé la preparatoria hace años.
De las ocasiones que he tenido la oportunidad de verlo, tengo tres momentos favoritos, pero lo de esa noche en el teatro, los supero por mucho. Los conciertos de Armando siempre tienen una vibra muy especial, camaradería, cerveza, gritos, mentadas de madre, definitivamente algo muy normal en cualquier concierto, pero a lo que me refiero es que no importa en que escenario se encuentre, el siempre lo convierte en un gran escenario, en un momento intimo donde todos conectan y cantan. Dejare por ahora las hazañas del Palomas para otra ocasión y regreso a ese concierto.
Llamado «Sin rostro pero con voz» el Palomas cambio su habitual set acústico por uno eléctrico con versiones de sus temas en blues, ejecutadas grandiosamente por Los Corsarios del Blues. La lista de invitados fue de lujo, entre ellos estaba José Cruz, legendario músico de blues de Real de Catorce, Francisco Barrios «El Mastuerzo», Normando López, María Peligro y Rafael Catana, quien no pudo asistir debido a problemas médicos. Fue un concierto nuevo, con un Palomas muy alegre y donde le dio la oportunidad a esas voces y canciones que están ahí pero nadie voltea a escuchar. Para mi la noche se la robo un tal Normando López. Un cantante desconocido y que brillo esa noche. Armando lo presento como uno de los más grandes compositores que conoce. Un tipo que no tenía la oportunidad y pasaba la mayor parte de su tiempo tocando en cantinas. Cuando Armando lo presento nos pidió que prestáramos atención a la letra de la canción. Normando muy tímido se acercó al micrófono y con todos los nervios comenzó a afinar su guitarra. Dijo que no tenía tiempo para ensayar y sólo había practicado un poco cuando se subió al autobús que lo llevo al concierto. Ahora estaba frente a uno de los teatros más importantes de la ciudad y a buena capacidad. Lo que pasó fue algo así como una película, como Sugarman de Rodríguez.
Cuando ambos comenzaron a cantar, todo el publico inmediatamente nos enamoramos de la canción, para el segundo verso la audiencia entera ya estaba cantando y aplaudiendo. Fue mágico. Sólo su voz, su guitarra y una armónica. En medio de la canción, Armando nos dijo que Normando le había dado su master original, un cd con todas las canciones que había grabado. Normando no tenía otra copia, pero se la había dado a él para que la oyera. Armando dijo que personalmente iba a hacer y producir su álbum. Fue un momento poderoso e impresionante. Algo para recordar y sonreír. Para ser feliz y disfrutar de la música. Una letra sencilla pero que da justo en el blanco. Que da esperanzas y que te anima a no dejar la lucha, a no rendirse, seguir siendo desafiante aun cuando la vida este siendo una mierda contigo y el mundo se vaya al carajo lentamente. Te hace recordar las buenas razones que tienes para seguir jodiendo en este universo y aún cuando tienes el tiempo encima y a la muerte no le importa, hay que disfrutar del viaje mientras dure.
Eso es lo que a mi me transmito. Fue el encanto de la música en vivo. Lo comparto con ustedes y agradezco sigan visitando y leyendo la página. Espero les guste la canción.
Pero antes del final quiero cerrar esto con algo que los Descendents cantan en ‘Thank You’. Dedicado a los que se han ido este año. Gracias por la música.
«Did you know you’re why I go
And waste my time
At a rock and roll show
You let me know I’m not alone
You make me feel strong, make me feel strong,
Feel like nothing’s wrong
I won’t say your name, you know who you are
I’ll never be the same again now – no way
I just want to say
Thank you for playing the way you play»
Les dejo vídeos de Normando López y uno de lo que paso esa noche.