Muchas veces me es difícil comenzar a escribir sobre Dylan, ya que es complicado abordar su extensa trayectoria e importancia para el mundo de la música en los últimos 50 años y resumirlo en un solo texto y además porque soy un devoto del genio de Duluth.
Además, hay quienes se preguntaran ¿Qué hay que de nuevo en este hombre que no se haya escrito o dicho antes? Bien, pues Bob siempre nos recuerda porque es el jefe y nos calla la boca con un disco nuevo de vez en cuando y en últimos años nos ha vaciado la cartera con re-ediciones de lujo y box sets de ensueño para los fans y que muy pocos artistas pueden igualar o superar, vamos que “The Complete Album Collection” publicado en el 2013 es toda una delicia, en total son 47 discos totalmente remasterizados, entre discos de estudio, en vivo y tracks extras a un precio que no suena nada descabellado si hacemos cuentas del precio de cada álbum del box set incluyendo el Lp de 1973, codiciado por muchos coleccionistas y que en la red se encuentran en precios muy altos. Es muy probable que His Bobnes se pare cualquier día y diga “Hoy voy a romperle la madre al mundo”, exactamente como el día que publico el vídeo de “Like A Rolling Stone”.
Constantemente con un ojo sobre la crítica , Bob siempre ha ganado esos juegos con la prensa y el público y la prueba más reciente fue “Shadows In The Night” y «Fallen Angles» su más reciente álbums donde canta a Sinatra y que varios han calificado como un discos aburridos y que no aporta nada a su carrera, pues no despierta interés escuchar una canción de Frank al estilo de Dylan, simplemente porque Sinatra es “La Voz”, pero para Elvis Costello, este es uno de los mejores discos que Dylan ha grabado, un disco magnifico y profundo con una voz rota y agrietada cantando a la noche y a la esperanza. La historia y el legado se van escribiendo solos, Bob no se estanca en los tiempos modernos reviviendo sus clásicos, el envejece con estilo y nuevamente nos da a entender como la música se mueve y se transforma, como lleva emociones y sonidos a lugares donde no muchos músicos viejos se atreven a ir. Al igual que ese viejo y suertudo sol, Dylan se abre paso entre la caótica belleza de este mundo loco.
El mito de Dylan sigue creciendo día a día, son 50 años girando en la carretera y aun sin dirección a casa. El joven cantante de protesta que se forjo en los 60 quedó atrás cuando conecto su guitarra a un amplificador y se volvió “eléctrico”, pues nunca fue su intención encasillarse en el folk, creció escuchando la radio y nutriéndose de la música de la época aprendiendo y asimilando el mundo desde su pequeña ciudad en Minnesota, Woody Guthrie fue su maestro y lo reinterpreto por un tiempo hasta el día que alguien en su público se levantó y le grito:¡Judas! a lo que Dylan contesto “no te creo, eres un mentiroso” y se dirijo a su banda para decirles que tocaran lo más fuerte que pudieran, el famoso “Play It Fucking Loud”, desde entonces no ha parado de girar y grabar discos, claro a excepción de 1966 en su misteriosa caída de su bicicleta que lo alejo de los reflectores por un tiempo, pero eso no lo detuvo para nada y mientras se recuperaba de su accidente en su casa en Woodstock, escribió y grabo junto a The Band uno de los álbumes más reconocidos de su carrera “The Basement Tapes”, sesiones de las cuales aún se continua rescatando material inédito y que Dylan solo compuso porque no tenía nada que hacer, según sus palabras.
Uno de los documentos que más nos acerca a conocer la leyenda de Robert Zimmerman es el excelente documental “No Direction Home” dirigido por Martin Scorsese, un electrizante film en donde Scorsese increíblemente logra mostrar todas las facetas de Dylan y su mundo, el estrés de las giras y la presión de la prensa nos dan la sensación de ir viajando en el mismo carro que Bob. La película de Dont´Look Back es otra buena recomendación para adentrarse a la vida del hombre que ha influenciado e inspirado a gran parte de los músicos de nuestros tiempos, un pase sin restricciones al backstage de su gira por Europa en 1965.
Dylan siempre tiene un pie en la carretera y cada que pisa el escenario le demuestra al más escéptico porque es una leyenda del rock n roll, despista al fan más conocedor con una nueva versión de ‘Tangled Up In Blue’, siempre desafiante a lado de su banda, Bob puede pasar el concierto entero tocando el teclado o al frente en la guitarra con su sombrero cubriendo su rostro y su pie bailando de un lado a otro, es un viaje donde el tiempo pasa volando y ese huracán de Minnesota arrasa con el lugar con una lista de canciones y momentos para atesorar en la memoria.
Dylan es interminable, siempre con las botas bien puestas, un hueso duro de roer y como dicen algunos fans “una materia que nunca acabas”. Bob ha traspasado generaciones y fronteras, nunca viviendo de tocar sus éxitos, apoyado fuertemente en sí mismo y con la esencia de cantar sobre la vida, un alma vieja y sabía que siempre mira hacia adelante. No es el mejor cantante del mundo, pero eso no tiene importancia, pues no se trata sobre como canta, sino como lo hace, como plasma las palabras que son capaces de mover el alma. Tal como lo escribió Douglas Adams en La Guía del viajero intergaláctico, la respuesta al sentido de la vida puede ser el número 42 o una canción de Bob Dylan.
Justo como una piedra girando, nunca hay que pensar dos veces y seguir adelante sin importar que más allá de aquí este la nada, recordar que es una necesidad sentirse libre. Es algo que ‘His Bobnes’ nos ha enseñado en sus 75 años. No es tarde para dar el chapuzón en discos como “Blonde On Blonde”, “Desire”, “Highway 61”, discos grabados hace 50 años y que puede transformar nuestras vidas a cualquier edad.
Feliz cumpleaños Bob
«Like a Rolling Stone» – No Direction Home
«The Night We Called It A Day»